Las mariposas pasan por un proceso llamado metamorfosis
completa, dividido en cuatro etapas fascinantes:
1.
Huevo: Todo comienza cuando una mariposa adulta elige cuidadosamente una planta
para poner sus huevos. Estas plantas, conocidas como plantas hospederas, son
cruciales, ya que serán el alimento de la oruga cuando nazca. Los huevos son
diminutos, a menudo del tamaño de una cabeza de alfiler, y pueden variar en
forma y color según la especie de mariposa.
2. Oruga
(larva): De cada huevo emerge una oruga, cuya misión principal es comer y
crecer. Las orugas tienen mandíbulas fuertes que les permiten devorar hojas
rápidamente. Durante esta etapa, crecen tanto que deben mudar su piel varias
veces. A pesar de su apariencia simple, cada especie de oruga está diseñada
para sobrevivir en su entorno, camuflándose o incluso siendo tóxica para los
depredadores.
3.
Crisálida (pupa): Una vez que la oruga alcanza su tamaño máximo, se transforma
en crisálida o pupa. Este es el momento más asombroso del ciclo, ya que, dentro
de la crisálida, su cuerpo se descompone y reorganiza completamente para
convertirse en mariposa. Este proceso puede durar días, semanas o incluso
meses, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales.
4. Adulto (imago): Finalmente, la mariposa
emerge de la crisálida. Al principio, sus alas están húmedas y arrugadas, por
lo que necesita unas horas para secarlas y fortalecerlas antes de volar. En
esta etapa, su objetivo principal es reproducirse. Busca pareja y repite el ciclo
al poner sus huevos en las plantas hospederas adecuadas.
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